El que es perico donde quiera es…..¿azul?
Bueno…¿qué le hacemos?... estaba pasando por un periodo azul, así que habiendo pericos verdes y multicolores me dio por pintar un perico azul.
Pericos, cotorros, guacamayas y similares… todos ellos aves canoras, siempre me han gustado por sus colores, pero más que nada por su sorprendente habilidad para aprender a “hablar”, que divierte a chicos y grandes por igual.
La verdad estos animalitos no son muy guapos de cara que digamos y sus patitas rayan en lo horroroso, pero tienen tan bellos plumajes que se les perdona lo demás o simplemente lo ignoramos….y además como dicen algunos “verbo mata carita”.
Algún día me dio por comprar un perico en un crucero de la calurosa ciudad de Hermosillo, lo cual no dejó de ser un breve, pero enconado, debate mental ante la resistencia de apoyar con la compra el mercado ilegal de estos animalitos y el deseo de rescatar al menos a uno de ellos de los intensos rayos de sol y su apretada e infame jaula de alambre.
Finalmente…lo compré, o mejor dicho, lo adopté. Lo puse en una jaula grande y le permitía salir a pasear por la casa, ya que no volaba. Le dedique horas a tratar inútilmente de enseñarle a hablar, al grado que pensé que el pobre o era tonto o mudo.
El tonto fui yo y mudo me dejo el tierno animalito, ya que en cuanto sus plumas se recuperaron de la mutilación a la que lo habían sometido, aprovechó la primera oportunidad para irse volando en busca de la libertad.
Hasta la fecha alguna que otra vez puedo ver un grupito de verdes pericos volando libres por las arboles de un parque y pienso…alguno de esos debe ser el mío.
¿Cuál mío? Si ese pequeño nació libre y libre es feliz. Así que perico: que tengas una larga y feliz vida.
Bueno…¿qué le hacemos?... estaba pasando por un periodo azul, así que habiendo pericos verdes y multicolores me dio por pintar un perico azul.
Pericos, cotorros, guacamayas y similares… todos ellos aves canoras, siempre me han gustado por sus colores, pero más que nada por su sorprendente habilidad para aprender a “hablar”, que divierte a chicos y grandes por igual.
La verdad estos animalitos no son muy guapos de cara que digamos y sus patitas rayan en lo horroroso, pero tienen tan bellos plumajes que se les perdona lo demás o simplemente lo ignoramos….y además como dicen algunos “verbo mata carita”.
Algún día me dio por comprar un perico en un crucero de la calurosa ciudad de Hermosillo, lo cual no dejó de ser un breve, pero enconado, debate mental ante la resistencia de apoyar con la compra el mercado ilegal de estos animalitos y el deseo de rescatar al menos a uno de ellos de los intensos rayos de sol y su apretada e infame jaula de alambre.
Finalmente…lo compré, o mejor dicho, lo adopté. Lo puse en una jaula grande y le permitía salir a pasear por la casa, ya que no volaba. Le dedique horas a tratar inútilmente de enseñarle a hablar, al grado que pensé que el pobre o era tonto o mudo.
El tonto fui yo y mudo me dejo el tierno animalito, ya que en cuanto sus plumas se recuperaron de la mutilación a la que lo habían sometido, aprovechó la primera oportunidad para irse volando en busca de la libertad.
Hasta la fecha alguna que otra vez puedo ver un grupito de verdes pericos volando libres por las arboles de un parque y pienso…alguno de esos debe ser el mío.
¿Cuál mío? Si ese pequeño nació libre y libre es feliz. Así que perico: que tengas una larga y feliz vida.
Así ante la imposibilidad de mantener preso a este simpático animalito, mejor apresé su imagen en un lienzo en azul que hoy les muestro y que vive feliz adornando la sala de mi madre.

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